El terreno sobre el que actuamos presenta una superficie 1.030 M.

La superficie construida total es de 340 M² sobre rasante y 120 M² en sótano dedicados a usos de servicios de la vivienda.

Hay ocasiones en las que la arquitectura se convierte en un juego creativo, en el que sus autores plasman emociones y sensaciones, además de todo su talento en ejemplos irrepetibles.

En este modelo de villa, pese a su aparente desorden, cada ángulo, cada detalle fue pensado para amoldarse a su función, las formas adquieren personalidad propia.

La original fachada aligera su impacto en múltiples vanos que se ajustan al espacio interior vinculándose en un quiebro increíble con las terrazas que proyectan toda su expresión hacia el exterior.

VISION DE LOS ARQUITECTOS:

La parcela número 433 de la urbanización El Rosario, en Marbella, provincia de Málaga, está ocupada por una villa proyectada por este grupo de arquitectos. La parcela tiene una superficie de 1000 metros cuadrados aproximadamente y la vivienda mas de 300 metros cuadros. Esta vivienda es un proyecto de gran complejidad dada la fuerte pendiente del terreno donde se proyecta.

A la vivienda se accede desde un vía rodada que pasa por la cota más alta de la parcela. Así pues, los arquitectos han configurado la vivienda de tal forma que se accede a ella por el nivel más alto y a continuación el recorrido lógico sería ir descendiendo plantas hasta llegar a la cota mas baja donde se encuentra la zona de jardín y piscina.

No es un proyecto de vivienda común y está perfectamente estudiado, tanto a nivel de programa como espacialmente, para hacer de las adversidades sus mejores características. La pieza está diseñada en base a unas líneas contemporáneas con una serie de gestos muy reconocibles en la arquitectura practicada por este estudio en Marbella.

Las cubiertas inclinadas de teja cerámica quedan prácticamente embutidas por los alzados, permaneciendo fuera del alcance de la vista. Los huecos que se presentan en fachada son dispares y sus proporciones parecen adaptarse a las formas de los espacios interiores.

Los arquitectos han concebido una vivienda muy particular, adaptada a su entorno, insertada en el terreno y rodeada de vegetación. Las tonos anaranjados de su fachada parecen cambiar con la luz del atardecer, convirtiendo la vivienda en un objeto escultórico posado sobre la montaña.